miércoles, 22 de abril de 2020
VIDA DE SAN ROQUE
Primero antes de nada debemos decir que de San Roque hay algunos datos históricos, pero lo más que se sabe es por tradición oral, aunque de existir, existió, eso no hay duda. Así que ni es un mito celta, ni una antigua divinidad pagana reconvertida:
Su nombre es San Roque de Montpellier y perteneció a la Tercera Orden de los franciscanos, una rama de esta congregación reservada a las personas laicas (que no son curas ni monjes) y que quieren vivir bajo la espiritualidad de San Francisco de Asís.
Existen varias fechas relacionadas con este santo, pero la más reconocida es el 16 de Agosto.
El nombre de Roque significa «fuerte como roca».
Hay personas que afirman que como casi siempre, hay una leyenda creada posteriormente y que busca florear la vida del santo, hacerla más vistosa. Estas tradiciones populares afirman cosas tan curiosas como que era hijo de los príncipes de Montpellier y descendiente de la Casa Real francesa, o que ya a los siete años hacía obras piadosas y caritativas.
De todas formas podemos reconstruir un esquema básico de su vida entre la tradiciones y ciertos documentos antiguos.
Según la tradición nació en Montpellier (Francia) hacia el año 1295, pero no hay acuerdo.
Los datos que tenemos afirman que nació en 1350 (no en 1295, como se decía antes) y nació en una familia de clase media. Desde su nacimiento tenía un curioso lunar en forma de cruz que, típico de los tiempos, fue tomado como una señal divina.
Quedó huérfano a los veinte años; entonces decidió vender todas sus posesiones, repartir el dinero entre los pobres y hacer una peregrinación a Roma con la intención de visitar los santuarios, decidió hacerse peregrino y atender a los necesitados, por lo que entró a la Tercera Orden Franciscana. Se dirigió a Roma, pero deteniéndose en cada sitio que podía cuidar enfermos e inválidos.
En esa época se desató una epidemia de peste que provocó una gran mortandad en toda Europa.
Roque recorrió Italia y se dedicó a curar y atender a todos los enfermos de la peste. La tradición popular decía que curaba a muchos enfermos con solo hacer sobre ellos la señal de la cruz. A los que morían, él mismo les hacía la sepultura, pues nadie más se atrevía a acercarse a los cadáveres de los que habían estado enfermos por el miedo a contagiarse.
Llegó a Roma, que estaba llena de apestados. Obtuvo alojamiento en el palacio de un cardenal que, al poco tiempo, también cayó enfermo, pero Roque lo sanó y permaneció allí tres años con el cardenal, dedicado a los enfermos y los pobres, sin revelar su origen noble.
Cuando el cardenal murió, se fue a Piacenza, pues había oído decir la peste hacía estragos allí. Se llegó al hospital donde pasó mucho tiempo acogiendo pobres, hasta que un día se dio cuenta de que había enfermado de peste, su cuerpo quedó lleno de manchas negras y úlceras. por lo que fue arrojado por los mismos enfermos que hasta hacía poco atendía.
No se sabe bien si fue desalojado de la ciudad por las mismas personas a las que Él había curado y cuidado o por propia voluntad porque no quería ser una carga para nadie
se arrastró hasta las afueras de la ciudad para morir solo y se refugió en un bosque;
Alli, día tras día, un perro le llevaba un trozo de pan; el dueño del perro, llamado Gottard que no era hombre piadoso ni siquiera una buena persona, quedó admirado por semejante hecho El joven se va, pero regresa impactado y pensando si no debía hacer lo mismo él, que era cristiano, mientras su perro es un animal. Así que, Gottard empieza a cuidar a Roque y poco a poco fue cambiando hasta que termina por dejarlo todo y se dedicó a los pobres a pesar de su familia.
Después , contra todo pronóstico, Roque sanó de la peste, y la leyenda dice que cuando recobró las fuerzas, el santo volvió a la ciudad donde curó milagrosamente a muchas personas y numerosas cabezas de ganado.
Cuando se curó se dirigió a su tierra natal, que estaba en ese momento en guerra. No fue reconocido, sino tomado por un espía, y sin juicio alguno lo enviaron a la cárcel, y según la historia estuvo entre 5 y 8 años entre rejas, donde murió el 16 de agosto de 1317. Después de su muerte se hizo un entierro solemne y se extendió su fama de santidad. Dicen que en su tumba se obraron muchos milagros, y son miles los que lo han invocado contra la peste y las epidemias. Lo canonizaron que quiere decir que lo nombraron Santo en 1584.